Plegaria por las abejas

Ni el frío las detiene en su imperiosa adoración por el perfume, en ese culto que conservan, como si estuvieran rezándole a un dios que se deja ver, luminoso, entre los pétalos, con el corazón hecho de miel.

domingo, 10 de noviembre de 2024

Primer Premio: Vence el encierro, mi México de Ayer "Oda a los muertos"






Mi relato "Tanatomicrobioma o Memento Mori", se ha alzado con el primer premio en la edición 2024 del Certamen Internacional "Vence el encierro, mi México de Ayer". La temática de este año ha sido "Oda a los muertos" y ha estado enmarcada en las festividades de "Día de muertos", tan significativas para el pueblo mexicano. 
Muchas gracias México, por hacerme nuevamente un poco parte de su hermosa cultura. 



 
TANATOMICROBIOMA O MEMENTO MORI


—Falleció, lo atropellaron hace un mes. Me avisó el tejido linfático. 
Dos microorganismos de la flora intestinal, los más mínimos del cuerpo, hablaban por teléfono y se comunicaban la lamentable noticia. 
—Los órganos mayores fueron los primeros en enterarse— lloraba la célula—. Ahora, solo queda esperar las órdenes del cerebro. El corazón no ha vuelto a hablar.
Todos los huesos, enzimas, plaquetas y ácidos tenían, en el tejido conectivo de su hogar, una foto enmarcada del hijo perdido. Cada uno había hecho su propio altar doméstico, en la intimidad de la homeostasis. Se fueron enterando, a destiempo, hasta que todo el cuerpo enfermó mientras encendían velas al difunto y colocaban crisantemos nerviosos a su recuerdo. Inclinado levemente hacia la izquierda del esternón, el sistema circulatorio había levantado el más hermoso de los altares. 
Fue, después de una larga lucha contra el dolor, que el cerebro se despidió noblemente y les aseguró que los vería de nuevo.
—No tengan miedo—animó desde los balcones del Palacio del Cráneo—. Nosotros estamos preparados para este momento. Ya sabemos qué hacer. No tengan miedo— insistió—. ¡Todos aquí tenemos un alma!
—¿Y qué se supone que haremos?—se desesperaron los órganos—. ¿A quién le rezamos? 
Segundos después, el infarto de miocardio detuvo el flujo sanguíneo y los órganos que habían iniciado el cuerpo, fueron los primeros en irse. El corazón, la médula y el cerebro, despertaron inmediatamente en otro lugar que parecía ser el campus de la universidad en donde habían estudiado para recibirse de seres humanos. Una soledad extraña los recibió.
—Allí está el aula de simulación— señaló la médula—donde practicábamos para la muerte—. Y del otro lado…
—Está la del nacimiento—completó el cerebro—. ¿Deberíamos ir allí?
El silencio fue interrumpido por una guitarra que les cortó el aliento y una melodía, les llegó cada vez más cercana:
“Ay, de mi llorona, llorona de azul celeste”.
Los tres órganos se apresuraron inquietos hacia donde guiaba la enternecedora canción: un camino de cirios encendidos los encandiló y un enorme arco de caña y de flores dividió los mundos. Bajo él, un desfile supremo, nunca antes visto en vida, los invitó a formar parte.
—Hoy—se escuchó por un micrófono—la sede de la universidad en donde estudiaron nuestros órganos, acompañará el “Día de muertos”, la fiesta en donde nos reunimos con nuestros seres queridos.
“Dos besos llevo en el alma llorona, que no se apartan de mí: el último de mi madre, llorona y el primero que te di”, se escuchó.
El sistema músculo-esquelético, junto con un millar de catrinas orgullosas, encabezó la infinita comitiva. 
—Todos los muertos. ¡Todos! De todos los reinos— presentó el locutor— de todas las especies. ¡Miren quién va ahí!—señaló—. ¡Es Apis, la abeja, que ha descendido! ¡El héroe ha jurado volver con cada una de las flores que hemos cortado!
Los lirios y calas marchitas volvían a florecen, bajo la luz nueva de los cirios. 
—¡Y miren quién está acompañándonos!— continuó—. ¡Es Prunus, el almendro milenario! ¡Ah venido a buscar el alma de su amado! ¡Ha venido a buscar a la abeja que se le ha muerto! ¡Va más adelante!—le señaló.
Los tres órganos se ubicaron entre el público, hasta que el corazón vio una mano conocida y volvió a hablar, después de tanto tiempo.
—¡Es él!—gritó, mientras indicaba con sus aortas una pequeña mano—. ¡Es él! ¡Lo reconozco!
El hijo que todos habían perdido se volvió a aparecer ante ellos de la forma más majestuosa posible. 
—“¡El último de mi madre, llorona y el primero que te di!”— entonó el cantante, cuya voz acompañó el conmovedor reencuentro.
Con la misma emoción, padres, hijos, abuelos y nietos de todas las generaciones volvían a abrazarse y a recordarse.
—¡Ahora, desfilarán las calaveritas!—presentó el locutor—. ¡Y más atrás, vienen las almas con sus varas de tejocote!
Así, en otro de los planos, los difuntos revivían cada día en el corazón de quienes habían amado. Había tantas rosas y girasoles que el Campo Santo parecía el más bello de los jardines y, a pesar de estar cortadas, aún vivían, ¡aún cantaban a la vida y la honraban!
Las abejas, las mismas que después bajarían al mundo de los muertos para recobrar sus perfumes, se acercaron fieles, a polinizarlas. Todo crecía y volvía de otra forma para nunca perderse.
—“No sé lo que tienen las flores, llorona”— continuó el cantante. 
De a poco, los demás órganos, huesos y tejidos fueron llegando. Cada uno recibió su corona de cempasúchil y la bendición, además del abrazo tan esperado del hijo a quien habían vuelto a ver solo en el más feliz de los sueños.
El cerebro tenía razón: todos allí tenían un alma que merecía la eternidad. 




jueves, 12 de septiembre de 2024

Accesit I Certamen de Relatos Cortos FEFQ organizado por la Federación Española de Fibrosis Quística.

Emocionante entrega de premios del I Certamen Internacional de Relato FEFQ dónde tuve la gran oportunidad de compartir con maravillosos escritores.
Mi cuento "Juramento Extraordinario: Cromosomas" recibió un accesit en la Categoría General.
En el día Mundial de la Fibrosis Quística, estos espacios colaboran a visibilizar y sensibilizar desde las letras y la literatura.





JURAMENTO EXTRAORDINARIO: CROMOSOMAS

La jura extraordinaria se celebró con gran ilusión otro año más y los organizadores del gran evento —por tradición, los encargados del Departamento de Graduados— corrían nerviosos de un lado para el otro: auguraban que todo saliera perfecto porque, de lo contrario, el caos sería devastador. Entre los preparativos, que no quisieron demorar más, dispusieron diplomas, atriles y tarjetas identificadoras; armaron la mesa académica, ornamentaron la explanada de la facultad, ubicaron a los abanderados entrantes y distribuyeron las medallas de honor.
La tarde siempre era agradable en la intimidad del microbioma, pero aquel día, entre los nervios y la emoción de la jura, fue particularmente calurosa. Algunos presentes se estaban haciendo aire con el programa de colación promoción 2024 que previamente les habían repartido en la recepción. Sin embargo, no había ningún órgano presente, todavía; en el escueto acto solamente estaban los cromosomas y las moléculas de ADN que se ubicaron en sus respectivos asientos a la espera de los diplomas. Era costumbre que la información genética no jurara hasta que todos los sistemas y tejidos estuvieran elegidos.
Luego de la bienvenida de los egresados, la entrada de la bandera de ceremonias, el himno, el traspaso de bandera, el acto artístico, la entrega de distinciones y homenajes, la conformación de la mesa académica y las palabras del rector, se dio inicio a la tan esperada jura. 
—Estimados estudiantes, con el poder que nos concede esta casa de estudios, el Corpus Corporis University, es para mí un gran placer proceder a la lectura de esta jura extraordinaria. 
            Los cromosomas, las moléculas y las proteínas se pusieron de pie, desde su lugar microscópico en el mundo.
—Cromosomas, ¿juran por su dignidad y la de cada tejido a su cargo, contener, preservar y organizar el material hereditario con el rigor que exige ser el pilar fundamental del cuerpo?
—¡Sí, Juro! 
La primera respuesta se escuchó como una descarga eléctrica, similar al impacto del espermatozoide con el óvulo.
—¿Juran proteger el ADN al momento de la concepción, durante la formación del nuevo ser humano y hasta el momento de su muerte?
—¡Sí, Juro!
—¿Juran, por su honor, mantener el cuerpo íntegro y fuerte, aunque cualquier enfermedad hereditaria los incite a declinar sus responsabilidades?
—¡Sí, Juro!
—¿Juran recibir el trasplante de órganos y donar a otro cuerpo, para perpetuar la vida?
—¡Sí, Juro!
En ese momento, como pedía el protocolo, algunos cromosomas se separaron del resto y se dispusieron a jurar con sus respectivos órganos del sistema pulmonar y digestivo
—Sistemas y cromosomas, ¿juran por su libertad y la del cuerpo a su cargo librar los síntomas y complicaciones de la fibrosis quística, permitiendo una vida plena y de calidad para el organismo?
—¡Sí, Juro! 
—¿Juran acompañar al cuerpo en los distintos tratamientos y aspectos relacionados a la fibrosis quística, no solo biológicos, sino también sociales y públicos?
—¡Sí, Juro!
—¿Juran que cada respiración sea merecida y justa, a pesar de los diagnósticos?
—¡Sí, Juro!
—Sí así no lo hicieran, que Sangre y Alma los demanden.
Los sistemas ya habían sido informados, pero aquella noticia no interrumpió la emoción de la gestación y, posteriormente, del nacimiento tan esperado. 
              A las siete semanas, cuando se formaron el cerebro, el corazón y la médula, se los sometió a una Jura aparte, y con el mismo rigor que los demás, aquellos órganos comprometidos en los cuerpos con fibrosis quística, juraron.
—Cerebro, Corazón y Médula ¿juran, por su honor, proteger la vida, en calidad de competente máximo, ante el avance de la fibrosis quística? 
—¡Sí, Juro!
—Si así no lo hicieren, que Sangre y Alma los demanden. ¡Felicidades, flamantes egresados! ¡Ustedes serán seres humanos íntegros!
               Fue a los dos años que les diagnosticaron fibrosis quística. El cerebro, previamente, había dictado las leyes correspondientes que habían sido sancionadas por ambos pulmones, también había modificado la Constitución y todo el microbioma estaba al tanto de los diagnósticos y de los tratamientos.
—Señor, recuerde que tiene una reunión con las glándulas mucosas y las sudoríparas.
—Que sea también con los cromosomas —respondió el cerebro.
—Sí, señor, inmediatamente.
—Luego hablaré por Cadena Nacional, nos escuchará todo el cuerpo. Quiero dejarlos con la tranquilidad de que podemos superarlo todo, que somos un cuerpo fuerte y que siempre hay posibilidades. 
              Cuando la reunión terminó, el cerebro, junto con los ministros del sistema respiratorio y el digestivo, salieron a los balcones del cráneo, en el palacio de las Meninges. Entre saludos, pedidos de silencio y lágrimas de emoción y miedo, las palabras del cerebro fueron tan claras como las del rector, en aquel juramento extraordinario. 
—¡Querida nación! Ni la fibrosis quística ni ninguna otra enfermedad o debilidad nos hará ceder. ¡Somos un cuerpo fuerte, que no se nos olvide! ¡Somos un cuerpo que merece un presente y un futuro como cualquier otro!
            Los aplausos comenzaron a sentirse en el esternón, en el pecho y en las fosas nasales.
—¡No hemos jurado en vano! —exclamó el cerebro—. ¡Todos estamos aquí para cumplir nuestra palabra! ¡Confiemos! ¡Viva la Patria!
—¡Viva! —respondieron los huesos, tejidos, hormonas y ácidos.
—¡Viva la patria! —repitió el cerebro.
—¡Viva! —respondió el cuerpo. 

María Sofía Abarca 


Primer Premio Certamen de Relato Corto Eufrasia Cabral




La nonna


Josefina tenía veintiocho años y se sentía vieja. Se llamaba Josefina, pero todos la conocían como “Chicha”, aunque yo le decía, simplemente “nonna”.
Tenía dos hijas y se había casado con un hombre diez años mayor que ella. Se conocieron en Arroyo Seco cuando Josefina cumplió apenas quince años, en un baile de esos que tenían las sillas dispuestas en círculo. 
Nadie le dijo que podía estudiar o que podía ir a la escuela. En su lugar, se dedicó al corte y a la confección para ser modista, profesión a la que aspiraban muchas mujeres de su misma generación. Era eso o ir a la fábrica.
Aprendió a cocinar en la humildad de su hogar y muchos secretos de la famosa cocina italiana del inmigrante se los heredó su madre, la señora Rosa. Josefina tenía una mano exquisita para la cocina, habilidad que fue explotada en Buenos Aires, en el restaurante que abrió en plena capital; y destreza que luego, también, la heredarían sus hijas. 
Yo nunca la escuché hablar en italiano aunque mi mamá me cuenta que hablaba, para que ella no entendiera, de cosas que siempre serían un secreto, como ella misma, como Josefina, una mujer joven pero con el alma vieja. Siempre se sintió vieja. 
Un día, habían ido al río y ella no se animaba a ponerse un traje de baño como la gente: todo cerrado, todo negro, avejentado. De alguna manera, sentía que le correspondía: las mujeres debían vestir recatadas, sin ostentar y sin llamar la atención. 
Yo creo que si Josefina hubiera tenido la oportunidad de estudiar, habría podido sentirse más joven. Hubiera sido, sin duda, la mejor ingeniera, abogada, o profesora, porque tenía esa calidad para hablar y para hacerse entender tan propia que hasta el mejor orador la envidiaría. 
Pero no, la costura y la máquina de coser habían sido sus únicas maestras, las que guiaron un estilo de vida casero: la vida se redujo a la casa y a la familia. Si el hogar quedaba solo, allí, sobre Roque Sáenz Peña, ella no podía salir. Siempre tenía que haber alguien en la casa, casa que ahora, después de tantos años, habita gente desconocida. 
Sin embargo, esto no era lo peor, lo peor era que se sentía vieja. ¡Una mujer joven, llena de vida, con tantas virtudes! ¿Por qué iba a sentirse vieja? 
A las cero horas del nueve de mayo de 1980, atestiguó la primera transmisión de televisión a color. ¡Sus ojos claros lo habían visto todo! Pero le quedó tanto por ver. Si no se hubiera sentido tan vieja, si hubiera sabido que la mujer podía vestirse de otra forma, podía arreglarse y podía vivir libre, seguramente hubiera vivido más tiempo.
No sé qué tanto de verdad tiene esa frase que dice: “todos somos jóvenes, hasta que nos morimos”, pero Josefina no pensaba así. ¡Si viera la libertad que tiene la mujer hoy en día! ¡Si hubiera vivido un poco más para verlo! ¡Para ir al río San Javier o al Salado, con una bikini o con una malla de colores! Pero ella se sentía vieja y no solo eso, se sentía una “mujer vieja”, aunque falleció joven, no llegando a cumplir los ochenta años
A pesar de todo, yo sabía que mi abuela, la nonna como le decíamos, tenía plena consciencia de su papel de mujer, de su protagonismo y de su defensa en todos los ámbitos de la vida.
Me acuerdo que, en una oportunidad, me animé a contarle que el chico con el que estaba saliendo me había dicho que me operara la nariz, porque tenía la nariz grande y me veía fea. Se lo conté, disconforme, como echándome la culpa por tener algo en mi rostro que a otra persona le disgustaba. Tiempo después, el pobre tipo no quiso salir más conmigo y yo le fui a contar. Ella me respondió, con la sabiduría antigua que siempre tuvo:
—Mejor, mi amor, que se vaya. Y vos sabés que eso que me contaste, que él te dijo que quería que te operaras. Eso, —me reveló, sorprendida—se llama violencia. Violencia de género o no sé cómo le dicen hoy en día.  

Primer Premio IV Certamen Internacional de Microrrelatos CERBA 2024 "Vendimia y Bodeguero Ratonero Andaluz"


🥇 Hermosa entrega de premios realizada en los Claustros de Santo Domingo, en Jerez España, en el marco de las celebraciones de la Vendimia.

El tradicional Certamen Literario Internacional "Vendimia y Ratonero Bodeguero Andaluz", que este año cumple su IV edición, tuvo como ganadora a una mendocina 🍇 y mi texto "Tiempos Modernos" se alzó con el primer lugar. 

Sigue siendo un sueño muy grande que me elijan y me lean en España, y estoy muy emocionada por formar parte de esta festividad tan importante, donde los Bodegueros Andaluces son los protagonistas. ¡La 14ª raza española reconocida internacionalmente!

Muchas gracias al Excmo Ayuntamiento de Jerez y al Club Español del Ratonero Bodeguero Andaluz por esta distinción tan bonita, es un verdadero honor para mí.

¡Feliz Vendimia, España maravillosa!














sábado, 6 de julio de 2024

Primer Premio en el IX Certamen de Microrrelatos Alborán.

El premio de microrrelato y poesía a
Alborán está organizado por "Amigos de la barca de la jábega". La jábega, el elemento que ha inspirado ambos textos que presenté al certamen, (microrrelato ganador y poesía finalista) es una embarcación con los ojos pintados en la proa.  Antiguamente, los fenicios recurrían a estás prácticas para espantar a los monstruos marinos y piratas. La tradición de la jábega es bellísima y eso quise plasmar en mis textos. 

¡Y no conforme con premiarme, me leyeron al lado del Mar Alborán que es verdadero protagonista de este certamen tan bonito!







sábado, 8 de junio de 2024

Finalista del Premio Internacional Intemperie 2023-2004 en la categoría de “poesía visual”.


Ediciones Deslinde y Árbol Invertido, de Cuba, seleccionaron uno de mis poemas visuales. 

¡Un nuevo poema visual finalista y publicado! En la segunda curaduría, "Cielos desplazados" fue reconocido e integra la colección Arte como álbum, junto a los ganadores. 








Tercer Lugar del IV Certamen Internacional Espejo de Alicante en la categoría Poesía de Expresión (verso irregular: libre)

Estoy muy feliz de anunciarles que han premiado mi poema "Reflejos"; uno de los aeronatos de mi poemario inédito. El premio me llega desde Alicante, España. 





REFLEJOS

La oscuridad de todas las vértebras ha nacido en el aire,
en la sospecha de ese rostro desaparecido que forma parte de la guerra,
de las bombas y de los gritos que escapan del miedo a perder la patria.
La imagen se dispersa, unívoca y sobreseída de sedimentos:
pólvora, arena, arcilla y socorros se debaten en su incensurable cerebro alado.
El espejo me desenfoca, me devuelve las bestias y los tulipanes,
es un cuasi-reflejo y yo soy el verbo pronominal;
soy le herida de una gramática vulnerada, sedienta de versos sin rima
que esparcen su destrucción libre llena de espacios en blanco y de rastros apresurados.
Cuando se despierte el mundo, abriré la lengua y saldrán los epílogos, veré
cómo le sale sangre a la palabra porque le han robado el corazón a la ausencia
y a esa familia que ha perdido a sus hijas.
Yo, con la voz intemperante, con el incendio de mi rostro hecho ventana
y caparazón sonámbulo voy a olvidar todas las formas esclavas de la luz,
que ahora, ajena, no me contesta; se desentiende de la tragedia
y me desconoce aquí, en la intimidad del olvido.
Mi espejo inédito se ha ido a vivir al aire; teme que, en cualquier momento,
la tierra se parta en dos y la grieta, consonante de despedidas,
devore la voz de los poetas, de los soldados caídos y de los inocentes.
¿Con qué autoridad le pido que regrese?
La dejé volar, la dejé perderse y la dejé ser herida abiertayderrota:
se ha ido como aquellos niños que nunca encontraron, se ha ido
como el sueño de volverme mujer, ácido y ardiente secreto.
No reconozco mis propios ojos cerrados, el retrato birlador me desencaja
todas las estrellas del iris desvelado hecho aljibe, me dispersa los museos de mis labios
desencontrados en un beso batiente y me desnivela el vuelo,
carnaval de alas desinteresadas, como si me premiara, con la caída,
con ese detener de abetos blancos bajo el sol de la tarde quieta.
El reflejo insiste en que ha nacido en la soledad del aire:
desde allí quiere desbandarse y desmerecer el vértigo de un vuelo contrariado.
—¡No saltes!— me grito, sin saber ya mi lenguaje.
No hubo banderas que detuvieran el tiempo frío de la cicatriz
y la caída se escuchó, desde la altura impía, como un disparo,
como el tambor que ajustó cada una de las sílabas de tu nombre.
La lágrima sagrada, urgente de paraísos etéreos, se volvió el silencio
de esas palabras quizás soñadas o desacostumbradas a la boca,
y se clavó en mi inmensidad como una espada que nunca ha visto el cielo.

Finalista y Segundo Lugar de la XXXVIX Concurso de Microrrelatos de Radio TV Lavapiés, de Madrid España, organizado por la Emisora Radio TV Lavapiés, por su microrrelato “De la inmediatez de las palabras”




¡Un nuevo encuentro en Radio TV Lavapiés!







domingo, 19 de mayo de 2024

Seleccionada y Publicada por editorial Autómata, de Lima Perú, en el E-book "Calladita te ves mejor", en el marco de la convocatoria de poetas por el mes de la mujer.

 

Muy feliz de poder participar de esta nueva selección y convocatoria sobre MUJERES, en Perú.



Me merezco mujer

Me merezco mujer, merezco

mis menstruaciones, mis músculos,

mis mandrágoras, mi maternidad maravillosa.

 

Me merezco mujer, merezco mis mieles,

mis monstruos, mis metamorfosis:

merezco mis minotauros, mis mitos, mis musas.

 

Me merezco mujer, me merezco marchando majestuosa

mientras manifiesto mis milagros,

mientras muestran mis manos mil mariposas multicolores.

 

Me merezco mujer, merezco mi magma,

mis montañas moviéndose,

mis mares místicos madrugando mangatas,

mis margaritas meciéndose.

 

Merezco mi mirada, mi mandíbula, mis moléculas,

mi muérdago, mis mosaicos.

 

Merezco macrocosmos menos machistas,

menos misóginos, menos mecánicos.

Merezco menos muertes,

menos martillos,

¡menos machetes!


Merezco mi magia, mis metalenguajes, mis mañanas.

¡Merezco mis manchas, mis máculas, mis minutos,

mis muslos misteriosos!

Me merezco mujer, merezco marchar multiplicándolas,

multiplicándoles mundos mejores, mundos menos mentirosos.

Enlace para acceder a descargar la antología: E-book

Finalista del V Certamen Internacional de Poesia Visual Paqui Jiménez Yepes, Córdoba, España

Uno de mis primeros poemas visuales fue finalista y expuesto en un certamen internacional. ¡Muy bien, pequeño! Muy contenta por este nuevo logro.
El certamen consistía en recrear, interpretar o inspirarse gráfica o conceptualmente en un pasaje de un poema discursivo de Paqui Jiménez Yepes:
"He soñado que el gran poeta pintaba para las golondrinas."








Catálogo de obras finalistas y ganadora en el siguiente enlace: Catálogo Poesía Visual
 

Primer Clasificado en en Certamen Literario "Guaymallén en 166 palabras" organizado por la Municipalidad en conmemoración del aniversario del departamento. (Mayo, 2024)




¡Feliz cumpleaños, Guaymallén! El departamento cumplía años y la Municipalidad organizó un Certamen de Microrrelatos en 166 palabras. 
Te invito a leer mi microrrelato que narra las confesiones de un cóndor decapitado por el granizo. 







 

Primer Premio XXXVIII del Certamen de Microrrelatos TV Lavapiés, de Madrid, España (Mayo, 2024)




 









lunes, 22 de abril de 2024

Seleccionada por la Asociación Cultural Le Circle de la Pobla de Valbona, para integrar la exposición de Haikus, en La Casa Gran, en el marco del I Certamen de Haikus organizado por la asociación. (Enero, 2024).

 

¡Hasta la Pobla de Valbona han llegado las abejas de Mendoza! El certamen consistía en un haiku con temática sobre la naturaleza, al que podía agregarse una imagen.


Rescate

Abeja, vive:

las flores ya abrieron.

No tengas miedo.




Primer Premio por la Fundación Astromanía en Cosmocuentos Versión Iberoamericana 2023, en la categoría Adulto. Santiago, Chile. (Noviembre, 2023)



¡Mi primer certamen ganado en Chile!
Los cosmocuentos tienen una vasta tradición en la Fundación Astromanía que, con un gran cariño, acerca la literatura y el universo. El tema central de la convocatoria en 2023 era la "exploración robótica y humana pasada, presente y futura de la Luna y el planeta Marte".
Te invito a leer "Nostalgias Mecánicas", que se alzó con uno de los premios del certamen y fue traducido al inglés. 







 

https://view.genial.ly/657885644e475f0014829189/interactive-content-cosmocuentos-2023

Segundo premio en el III Concurso de Microrrelatos de “Mi reino por una pluma”, de IG, organizado por Mano de Mithril, en España (Noviembre, 2023)

 

VII JUEGOS RITUALES


Los VII Juegos Rituales entre pronombres y psicopompos se celebraron a las orillas del río Atuel, para facilitar la venida de las barcas que llegaban desde el más allá. Ningún humano se imaginó jamás que por la afluente del río Desaguadero asomarían los gigantescos y monstruosos psicopopmpos.

Los Pronombres, ágiles seres alados, fueron los primeros en llegar, los gigantes ojos grises que se abrían en sus alas de gran envergadura, los delataban. Cada uno de ellos se encargaba de la protección de un nombre propio y, aquel día, habían sido llamados por los Nuevos Inmortales para competir y para tratar de firmar un acuerdo de paz entre aquellos seres fantásticos en disputa: los pronombres, que acompañaban los nacimientos y los psicopompos, que guiaban a las almas difuntas.

Sin embargo, la cantidad pronombres era excesiva y, en aquella oportunidad, a pesar de las quejas y de las insistencias, competirían los protectores de los nombres que empezaran con la letra A.

Por su parte, los gigantescos Psicopompos hicieron fila para anotarse en los juegos, cada uno traía su remo y su lámpara de aceite. Muchos se reconocieron y se saludaron después de tantos años.

La apertura de los Juegos iniciaba con la entrada de los Nuevos Inmortales que traían consigo los nombres de todos los muertos y bendecían los nombres que aún estaban vivos, tradición que se mantenía desde hacía siglos.

La transmigración, el cambio de formas, las batallas singulares y la competencia de talentos intentaban poner fin a las diferencias entre pronombres y psicopompos.

Los gigantescos seres que se encargaban de guiar a las almas por los ríos subterráneos disfrutaron de una tarde tranquila en la montaña, alejada de los lamentos del Inframundo. Ninguno quiso recordar las guerras, ni la sangre, ni las espadas.

Es más, pensaban reunirse nuevamente y organizar una Feria del Libro Oculto en alguno de los reinos.








Leyenda que está concursando en el certamen internacional "Cuentos y Leyendas del Mundo", en la categoría "Cuentos y leyendas de Canarias", organizado por Rincón de Granada, España.

 

Los molinos de viento



Cuando era pequeña, en unas ansias, quizás, por honrar la memoria viva de Fuerteventura, se me daba por buscar morfemas inexistentes y así, en la locura lingüística del descubrimiento, comprendí, no sin cierto arrastre de error, que el masculino de molino era molina. Pero mi imaginación no solo se quedó allí: inventó ficciones donde el bien llamado “molino” era el esposo de la “molina”.

Aquellas inocentes historias, luego se transformaron en verdaderas tragedias cuando, leyendo a Lorca, la relación entre el Molino (ahora con mayúscula) y la Molina (que comencé a escribir, semejante a un apellido) se transformó casi en el conflicto de Bodas de Sangre, pero con cierta tendencia a la fabulación y a la “traición” oral.

Los molinos de viento, tal vez, admirados desde mis antiguos ojos infantiles, se me figuraron inmortalmente humanos y fue mi abuela materna la que motivó en mí las leyendas, sobre todo cuando me explicó cómo la isla sufrió el acoso de piratas.

—Otrora, se popularizó un supuesto origen de los molinos, en relación a un romance frustrado. Candela Molina Quesada— me contaba mi abuela—era la hija del Primer Capitán General que se encargó de defender la isla en nombre de la corona. Ella estaba comprometida con uno de los Sargentos Mayores más famosos de Canarias, Amaro Pardo Molino, pero su amor no duró mucho: uno de los piratas más peligrosos de la potencia enemiga se enamoró de ella. El tal Walter Raleigh, en uno de los ataques, la tomó prisionera.

Siempre imaginé a Candela como una muchacha que vestía corsé y que tocaba el piano pero, por lo que pude desentrañar de la historia secreta, ella era tan solo una pequeña niña: la “niña Molina”, como le llamaba su padre.

—Cuando Walter Raleigh se la llevó consigo al Calima, un barco pirata que luego desapareció, Amaro Pardo se entregó a los piratas, quizás en un arrebato que ignoraron los historiadores, para ser tomado prisionero. Allí, le hurtaron todas sus pertenencias, excepto una medalla que había recibido de la familia Molina, en el compromiso. Candela y Amaro se vieron una última vez en la cubierta del barco, antes de que lanzaran a ambos por la borda. Se dice que los habían atado y que, una vez que los obligaron a arrojarse al agua, se hundieron sin dar resistencia.

          Me negaba a imaginar un final tal funesto para ellos pero, por suerte, las versiones eran variadas y permitían segundas oportunidades.

—Otros cuentan que ella, Candela, pudo desatarse y llegó nadando, nadie sabe cómo, a la orilla vigilada, donde pidió ayuda a los soldados de los castillos que se elevaban en la costa. Los pocos que la vieron, dijeron que nadaba como si tuviera seis brazos, de ahí las seis aspas de las molinas. A Amaro no lo encontraron nunca pero se dice que, días después del naufragio, se levantaron tres enormes olas que llevaron hasta las costas la única medalla que había conservado Amaro, en sus días de cautivo.

       A pesar del trágico desenlace, me consolé en esperar con ansias que aquellas primeras hipótesis infantiles tuvieran algo que ver con el origen ancestral y tal vez, arcano y supersticioso de los molinos.

—Tiempo después— fue finalizando mi abuela—los primeros molinos que se introdujeron en la zona no giraban de ninguna manera, por más viento que corriese. Fue, tras la muerte de Candela, en una coincidencia casi fantástica, que uno solo comenzó a girar y con él, los casi cien que se instalaron con la maquinaria de molturación. Todos creen que fue ella la que hizo andar los molinos, que se convirtió en parte del Calima o del viento y que su soplo, siempre enamorado, protege la isla.

https://rinconesdegranada.com/los-molinos-de-viento#google_vignette 




Accésit otorgado por la Asociación Mujeres Progresistas contra la discriminación y la violencia de género, en el marco de la II edición del Certamen Internacional de Micrrorelatos “Ángeles Álvarez Arazola, con M de Mujer”.

 Marcharé multiplicándote musas.





Marchamos muertas: mi madre, mis muchachas, mis maestras. Marchamos metafísicas, mágicas, maravillosas. Mi madre mecía machetes, maternizaba martillos mientras marchaba. Moretones, machucones, mis mitocondrias moderaron motivando margaritas.

Marchan Marina, Mariajosé, Melody, Micaela, Mercedes, Milagros, Marta. Marchan Milena, Martina, Macarena, Magalí, Magdalena, Mabel, Magnolia, Mariana, Marisol, Marianela, Mónica. 

Marchan Maríangeles, Marisa, Mariela.

¡Marcha Mendoza!

Marchan mujeres melancólicas, madres marginadas, Marías macilentas,madonnas mancilladas, más milagrosas.

Manifesté mi metamorfosis, mientras mantenían mis manos mil mariposas mutiladas, mientras mil monstruos me miraban.

Marchaba mientras muchos me murmuraban murciélagos, moscardones, mientras me menospreciaban, mientras me mentían. Marchaba majestuosa mientras me mezquinaban.

Mis madres mimaron mis manos moribundas, me modularon mansas melodías mientras marchábamos. ¡Mientras movíamos montañas, mientras mejorábamos mañanas!

Mundo machista, mientras me muerdes, malintencionado; mudas, mil mujeres moverán mi morada.

Mientras me maldices, marcharé multiplicándote musas.

Primer Premio Concurso de "Cuentos de amor y ¿desamor?" organizado por Establo de Letras, en Santiago, Chile (Abril, 2024).

El amor es algo así como comerse la cabeza del ser amado. 

Mi microrrelato de mantis religiosas, una historia que conjuga el terror, la ciencia ficción y el amor, fue premiada en Chile. El premio consistía en una ilustración del microrrelato por PoliQui, ilustradora chilena. ¡Santateresa ha quedado preciosa. 

Te invito a leer "Amor Invertebrado" y a cuestionar algunas bases y prejuicios del amor romántico. 


Amor invertebrado





Santateresa, una mantis antropomórfica de tres meses, cuyos antepasados se habían sometido a la hormonización a partir de los ecdiesteroides de la mantis springbok, había descubierto una reproducción asexual que la hacía perfecta, pero que no la satisfacía: ella quería enamorarse, quería encontrar un macho que la cortejara y luego, como lo imponía su instinto, comérselo.

Una noche, en la enredadera de un jazmín de lluvia cubierta por rocío, lo vio.

No supo su nombre, seguramente Mamboretá, como todos. Estaba cazando una langosta y allí fue Santateresa. Primero, como en una cena romántica, comió de la presa, no sin antes inmovilizar a su reciente pareja que, obediente y sumisa, aceptó la condena.

Sin embargo, y luego del breve apareamiento, quiso pelear en vano, aunque ella era más fuerte y más grande.

Lo degolló y comenzó a masticarlo, desde la cabeza, cuando aún seguía vivo.

Pensó que así era el amor.

Segundo Premio del II Certamen Berta Wilhelmi organizado por el Ayuntamiento Pinos Genil de Granada, en el programa de las II Jornadas Berta Wilhelmi con la temática “Historias de mujeres” y publicada en la antología de poemas ganadores y finalistas (Marzo, 2024).

 

Su nombre resuena en España y en Pinos Genil que organiza, desde hace ya dos años, un certamen de poesía sobre "Historias de mujeres", en la Clausura de las Jornadas sobre Berta Wilhelmi. 

Mi poema se congració con el segundo lugar y aquí lo publico. ¡Muchas gracias al Ayuntamiento de Pinos Genil y a la Diputación de Granada por este reconocimiento tan bonito!



El cantar de las flores




Una mujer llevando a otra, ambas vivas, orgullosas y bendecidas.

Una, más grande, parece el mar bravío, de corazón encrespado y salado,

aquel de jardines profundos y de caracolas que recibieron a Alfonsina.

Otra, más pequeña, honra el velero dibujado con carbón en las paredes del calabozo,

por la Mulata de Córdoba.

—Falta que navegue—provoca el vigilante, riendo.

—Mire cómo navega—responde la mujer.

Mi abuela cargando en el vientre a mi madre, es como esa campesina, que

llevando granos, semillas y raíces, aspira a alimentar al mundo.

Es esa guerrera de Japón, es Tomoe Gozen levantando la katana,

luchando en las guerras Genpei y defendiendo los castillos:

a su alrededor caen los hombres y se levantan las grullas.

Es esa mujer valiente, la vendedora ambulante, la “madre coraje”

que huye de la guerra y que es símbolo de alianza y de pérdidas irreparables.

Mi abuela embarazada de mi madre, semeja un estramonio y es, a su vez,

la Flor Blanca N°1 de Georgia O’Keeffe y La feria de caballos de Rosa Bonheur,

esos de gesto desbocado y sorprendido en carrera, como la tarde de Ada Salas.

Mi abuela Josefina Flores está en un cuadro, es pintada por Mary Cassatt

y le está lavando, con dulzura de óleos, los pies a mi madre.

Dentro de mi madre, en uno de sus tantos óvulos, seguro estoy yo,

entre las montañas y los mares rosados, gualdos y celestes,

como los imaginó Helen Frankenthaler.

Allí estoy, duermevela dentro de mi madre, como en un poema

de Gabriela Mistral, yo soy su intento de Ternura, su Niña errante y su Lagar.

Dentro de ellas dos, con ese calor tan humano, se sienten

todas las formas del fuego, incluso aquel que abrazó a Juana de Arco,

el mismo que incendió la fábrica Cotton de Nueva York, ese ocho de marzo.

Todas las luces arden dentro del vientre: las cerillas, las estrellas y el brillo de los ojos,

incluso de aquellos apagados por la violencia y el maltrato.

Es parte de la vida, pensarse tan vulnerable, tan cuidada

dentro del líquido ambarino que forma pequeñas olas de calcio, y entonces,

yo vuelvo a ser un barco, en cuyas velas se trasparenta el sol más imperioso.

Mi mascarón de proa es una mujer alada, como Berta Wilhelmi,

una mujer de color dorado que separa los labios,

como cantando o lanzando un beso.

Yo insisto en mi abuela porque, aunque su nombre no haya sido Ada Lovelace,

aunque su nombre no fue Hipatia, ella me ofreció una historia,

me ofreció un mundo de atardeceres en la orilla, corales y una madre.

Ella tejía, desmenuzaba y deshacía como Penélope, como Ariadna o como Las Moiras;

en ese vaivén caprichoso, casi sonámbulo y ávida de urdimbres,

al enhebrar ofrecía, tejiendo, parte de mi memoria y de mi futuro.

Al pensar en ella, en su sonrisa llena de violines como los de Maddalena Sirmen,

me pregunto cuántas mujeres hay dentro de mí,

cuántas manos, cuántos dedos, cuántos músculos escriben, desahogándose,

ahora, conmigo estos versos libres, susurrantes y urgentes;

cuánta sangre, cuantos huesos, cuántas voces acalladas de insomnio

remontan el horizonte de estos verbos colmados de estrógeno.

Por eso, no quiero dejar de gritar, por esta boca que yace escrita,

todas las metáforas de la vida, todos los rostros que puede adoptar Dulcinea

y cada uno de los nombres del amor, aunque se hayan olvidado.

No puedo permitir que nos vayamos de este mundo cruel y hermoso

sin haberlo convertido todo en la primavera de Emily Dickinson:

este poema será tu pájaro que vuelve y tu árbol florecido.

Un árbol de fruto generoso, donde mi abuela, como me contaba, en su infancia

llena de ilusiones y de sueños puros, cosechaba las manzanas.

Primer Premio: Vence el encierro, mi México de Ayer "Oda a los muertos"

Mi relato "Tanatomicrobioma o Memento Mori", se ha alzado con el primer premio en la edición 2024 del Certamen Internacional "...