El amor es algo así como comerse la cabeza del ser amado.
Mi microrrelato de mantis religiosas, una historia que conjuga el terror, la ciencia ficción y el amor, fue premiada en Chile. El premio consistía en una ilustración del microrrelato por PoliQui, ilustradora chilena. ¡Santateresa ha quedado preciosa.
Te invito a leer "Amor Invertebrado" y a cuestionar algunas bases y prejuicios del amor romántico.
Amor
invertebrado
Santateresa, una mantis antropomórfica de
tres meses, cuyos antepasados se habían sometido a la hormonización a partir de
los ecdiesteroides de la
mantis springbok, había descubierto una reproducción asexual
que la hacía perfecta, pero que no la satisfacía: ella quería enamorarse,
quería encontrar un macho que la cortejara y luego, como lo imponía su
instinto, comérselo.
Una noche, en la enredadera de un jazmín de lluvia
cubierta por rocío, lo vio.
No supo su nombre, seguramente Mamboretá,
como todos. Estaba cazando una langosta y allí fue Santateresa. Primero, como
en una cena romántica, comió de la presa, no sin antes inmovilizar a su
reciente pareja que, obediente y sumisa, aceptó la condena.
Sin embargo, y luego del breve apareamiento,
quiso pelear en vano, aunque ella era más fuerte y más grande.
Lo degolló y comenzó a masticarlo, desde la
cabeza, cuando aún seguía vivo.
Pensó que así era el amor.
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