Plegaria por las abejas

Ni el frío las detiene en su imperiosa adoración por el perfume, en ese culto que conservan, como si estuvieran rezándole a un dios que se deja ver, luminoso, entre los pétalos, con el corazón hecho de miel.

lunes, 22 de abril de 2024

Leyenda que está concursando en el certamen internacional "Cuentos y Leyendas del Mundo", en la categoría "Cuentos y leyendas de Canarias", organizado por Rincón de Granada, España.

 

Los molinos de viento



Cuando era pequeña, en unas ansias, quizás, por honrar la memoria viva de Fuerteventura, se me daba por buscar morfemas inexistentes y así, en la locura lingüística del descubrimiento, comprendí, no sin cierto arrastre de error, que el masculino de molino era molina. Pero mi imaginación no solo se quedó allí: inventó ficciones donde el bien llamado “molino” era el esposo de la “molina”.

Aquellas inocentes historias, luego se transformaron en verdaderas tragedias cuando, leyendo a Lorca, la relación entre el Molino (ahora con mayúscula) y la Molina (que comencé a escribir, semejante a un apellido) se transformó casi en el conflicto de Bodas de Sangre, pero con cierta tendencia a la fabulación y a la “traición” oral.

Los molinos de viento, tal vez, admirados desde mis antiguos ojos infantiles, se me figuraron inmortalmente humanos y fue mi abuela materna la que motivó en mí las leyendas, sobre todo cuando me explicó cómo la isla sufrió el acoso de piratas.

—Otrora, se popularizó un supuesto origen de los molinos, en relación a un romance frustrado. Candela Molina Quesada— me contaba mi abuela—era la hija del Primer Capitán General que se encargó de defender la isla en nombre de la corona. Ella estaba comprometida con uno de los Sargentos Mayores más famosos de Canarias, Amaro Pardo Molino, pero su amor no duró mucho: uno de los piratas más peligrosos de la potencia enemiga se enamoró de ella. El tal Walter Raleigh, en uno de los ataques, la tomó prisionera.

Siempre imaginé a Candela como una muchacha que vestía corsé y que tocaba el piano pero, por lo que pude desentrañar de la historia secreta, ella era tan solo una pequeña niña: la “niña Molina”, como le llamaba su padre.

—Cuando Walter Raleigh se la llevó consigo al Calima, un barco pirata que luego desapareció, Amaro Pardo se entregó a los piratas, quizás en un arrebato que ignoraron los historiadores, para ser tomado prisionero. Allí, le hurtaron todas sus pertenencias, excepto una medalla que había recibido de la familia Molina, en el compromiso. Candela y Amaro se vieron una última vez en la cubierta del barco, antes de que lanzaran a ambos por la borda. Se dice que los habían atado y que, una vez que los obligaron a arrojarse al agua, se hundieron sin dar resistencia.

          Me negaba a imaginar un final tal funesto para ellos pero, por suerte, las versiones eran variadas y permitían segundas oportunidades.

—Otros cuentan que ella, Candela, pudo desatarse y llegó nadando, nadie sabe cómo, a la orilla vigilada, donde pidió ayuda a los soldados de los castillos que se elevaban en la costa. Los pocos que la vieron, dijeron que nadaba como si tuviera seis brazos, de ahí las seis aspas de las molinas. A Amaro no lo encontraron nunca pero se dice que, días después del naufragio, se levantaron tres enormes olas que llevaron hasta las costas la única medalla que había conservado Amaro, en sus días de cautivo.

       A pesar del trágico desenlace, me consolé en esperar con ansias que aquellas primeras hipótesis infantiles tuvieran algo que ver con el origen ancestral y tal vez, arcano y supersticioso de los molinos.

—Tiempo después— fue finalizando mi abuela—los primeros molinos que se introdujeron en la zona no giraban de ninguna manera, por más viento que corriese. Fue, tras la muerte de Candela, en una coincidencia casi fantástica, que uno solo comenzó a girar y con él, los casi cien que se instalaron con la maquinaria de molturación. Todos creen que fue ella la que hizo andar los molinos, que se convirtió en parte del Calima o del viento y que su soplo, siempre enamorado, protege la isla.

https://rinconesdegranada.com/los-molinos-de-viento#google_vignette 




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